viernes, 23 de septiembre de 2011

viajar por la autopista de madrugada con los auriculares y alguna canción de beth ditto hablando de un amor jodido después de haber bailado en una pista rodeado de luces de colores y espejos, sobre todo espejos. los pibes que me/nos miran, la droga que tomamos en el baño, el piso pegajoso, la escalera, los besos en la oscuridad. el deseo, sobre todo el deseo, desear que la fiesta no termine nunca y no nos echen del boliche ni de los bares, que nuestros amigos tengan bares propios y hacer nuestras fiestas hasta pasado el mediodía. percibir los sentidos alterados, exaltados, el tacto, en las manos, la punta de los dedos, el cuerpo en general, la temperatura, la cabeza, la nuca, las piernas. el alcohol caro en las barras, el jean y los billetes en los bolsillos, el anhelo de un amor increíble nocturno y hermoso. esperar verlo aunque supiera que no va a suceder, pero las ganas, las ganas de que aparezca y que no me importe nadie más que él. un amor nocturno y callejero golpeado de drogas y alcohol para siempre. un amor en bares oscuros.

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