lunes, 31 de mayo de 2010

Son más de las tres de la mañana y sigo trabajando en la escaleta para el guión del cuento de Silvina Ocampo que vengo adaptando. Me entusiasma cada vez más. Camino por mi casa con ansiedad. Sobre la cama tengo un libro que quiero desesperadamente tirarme a leer. Camino por el pasillo y lo miro desde la puerta como queriendo levantármelo. Es absurdo. Quiero que un punk me secuestre y vivamos una historia de amor tormentosa.
Visitas de amigos, charlas interminables sobre la cama, putos peronistas, sopa, fideos y muchas verduras para cenar, infinidad de fotos, escribir de a ratos, reirnos de todo, lamentarme un poco, pensar (y mucho), sentirme muy contento, alguna película, leer un rato y después dormir solo. De a ratos soy sumamente feliz.

domingo, 30 de mayo de 2010

La Cinémathèque.

Lo único que hay en mi cabeza en este momento es un "me gustás". Tan infantil, tan insignificante hasta como pensamiento si uno lo analiza detenidamente. Pero ¿por qué no lo siento tan insignificante? Y me siento cobarde. Terriblemente cobarde. Aproveché la distancia para poder usarla, llegado el momento, como excusa. Tal vez eso te desencante de mí. Uno desearía que las cosas fueran más sencillas. Que te pueda decir: "loco, me encantás", y acto seguido, pasáramos la noche juntos sin importarnos mucho qué suceda después. Total, sabrías lo que me pasa y me corresponderías y ya está, existiría ese alivio. Pero todo es intrincado, en cambio. Y cada vez se aleja más la posibilidad de que algo pase (de nuevo). Y escribo acá para dejar una señal esquiva, por no haber tenido el coraje de escribirte hoy y decirte, al menos, que pienso en vos. Siento ganas de romper todo, pero no lo hago. Una imposibilidad inacabable tengo por designio, pienso. Un día de estos te voy a sorprender, y tal vez cause en vos el espanto, me temo.

sábado, 29 de mayo de 2010

"Quiero agradecer a todos los espíritus y a los fantasmas de Tailandia. Ellos hicieron posible que yo estuviera acá, así que gracias. Y quiero agradecer a mi madre y a mi padre que hace treinta años atrás me llevaron a un pequeño cine en nuestro pequeño pueblo. Yo era muy chico y no sabía lo que era eso en la pantalla y no conocía el concepto de cine. Con este premio creo saber un poco más lo que es el cine, pero permanece siendo un misterio. Y creo que ese misterio nos mantiene viniendo acá a compartir nuestro mundo y pasará mucho tiempo para que descubramos el verdadero poder del cine y podamos romper la cáscara de este misterio", dijo Apichatpong al recibir la Palma de Oro en el último festival de Cannes. A los que les interese les dejo el video. Celebremos este gran reconocimiento a un gran gran director.

viernes, 28 de mayo de 2010

Me tienen harto los putitos chetos de palermo, sí. No sé. Los chicos del conurbano tienen más pasión, pienso. Me andan asqueando tantas cosas. Reflexiono sobre esto mientras devoro unos guiones muy interesantes. Quiero ir a la cancha a ver al lobo.
La joven literatura argentina y sus prolíficos autores me han acercado de una manera muy particular a Buenos Aires. A la configuración contemporanea de Buenos Aires como tiempo-espacio. A entender, o al menos intentar dilucidar un poco, qué es lo que hay ocurriendo ahí (como si eso fuera posible ¿no?). También alguna referencia fílmica puede haber. Rapado, sin duda. En menor medida, Silvia Prieto. No es casual. Digo, la interconexión literaria es notoria. Obvia, diría. Vuelvo a estos textos una y otra vez, con mucho placer. Pero es todo muy reciente. Algunos meses nada más. Hoy caminaba por Santa fe, antes anduve por Retiro. El trazado vertical de los edificios, a su vez superpuestos éstos entre ellos y en relación a otros, que se conectan con otros tantos y tantos otros, me dejaron sin aliento. Hay algo en estos autores jóvenes, clase media porteña, todos. Algunos ni siquiera argentinos, o del interior. Pero porteños por adopción, y eso es innegable. Está plasmado en sus textos, en sus relatos, en sus novelas, en sus poemas, en sus reflexiones. Angustias clasemedieras delimitadas por una geografía bien definida. Adentrándonos un poquito todo se vuelve polisemia polisemia polisemia. Pero esto tiene que ver conmigo, realmente. Creo que he tomado una experiencia de la literatura y la he hecho mia. Como si me hubiera colocaro un gran disfraz. Una enorme piel de oso. Me la eché encima y ahora camino con ella. Recorro una construcción urbana y miro desde el disfraz. Tal vez me crea oso realmente. Aunque sé que no. Eso nunca va a ocurrir. Pero el disfraz me gusta. Un disfraz construido con las palabras de otros, que me confeccionaron otros (sin saberlo). La idea me parece preciosa. Pero ya estoy delirando. Esta articulación literatura-cine-buenos-aires-sueño-trabajo-vida-cotidiana-mates-micro-trenes-taxis-avenidas-esperas me gusta. Me voy a leer otro rato.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Alguna(s) favorita(s) 3.






Cada vez que la veo siento olor a sandía. Los espacios urbanos. Los silencios inconmensurables de la soledad. Porque uno habla poco cuando está solo ¿no? Comidas extrañas, proliferación de sandías, hormigas sobre cuerpos pegajosos, actores porno, musicales exacerbados con colores brillantes, botellas de agua arrojadas por ventanas, llaves en el asfalto. En fin, lo tiene todo.
Ayer tuve una idea para un videominuto mientras caminaba por la ciudad mirando los edificios. Tengo que salir con la cámara a filmar una que otra cosa. Puede funcionar. Hoy charlábamos sobre algunas películas y sus respectivos directores con Daniel y Seba. Hay que ver Vikingo, sin duda. Hay algo en el cine de Campusano que me agrada, en la brutalidad de su quehacer cinematográfico. Algo que tiene más que ver con la pluralidad de voces narrando en el cine que con lo deplorable de su nivel técnico. Sumamente discutible, igual (se me vienen a la mente algunas discusiones que mantuve al recpecto con ciertas personas). Si estás leyendo y pensás distinto, comentame. Me interesa. Me siento insultado por el final de Lost. Repudiable. What a fiasco! ¡Que alguien ose defenderlo! Por favor. Podemos discutir un rato. Ya no sé qué pensar. Lean a Cecilia Pavón.

martes, 25 de mayo de 2010

Me voy a quedar toda la noche leyendo Caramelos de anís, de Cecilia Pavón.

lunes, 24 de mayo de 2010


De trenes y estaciones. De lluvia y caras mojadas. Qué espacios tan singulares son los trenes. Hay algo en su estructura interna que me encanta, en su distribución de asientos, sus ventanillas. Además, el modo en el que uno percibe el exterior desde su interior. Es distinto a un micro, y ni hablar de un auto. Todo está en su direccionalidad. Sumémosle esa cuestión colectiva del transporte público, de compartir viaje con muchos desconocidos, o conocidos fugaces mientras el viaje se prolongue. Tengo muchas ganas de escribir sobre trenes. Son tan cinematográficos, pienso. Intentaba recordar alguna película con estos trenes. Me vino a la mente alguna escena de Silvia Prieto. Pero después un gran vacío. Si alguien recuerda alguna película que haya filmado estos trenes que comunican capital con provincia, que me avise. Esa era la imagen situacional de anoche. Mojados, en patota. Camino a Haedo (quiero hacer algo que se llame así). Y las estaciones iban pasando afuera, que se veía difuso, por la lluvia, el vapor humano y la humedad en general. Pero nosotros incólumes, por supuesto. Caminamos por las calles de Haedo, en realidad por una sola. Los negocios de Haedo, las pintadas de Haedo, la lluvia de Haedo, los sillones viejos en las veredas de Haedo. Creo que no hay nada mejor que ir a un boliche en el conurbano bonaerense. Bailé por horas, me dolieron las piernas, grité "¡Tigresa!¡Tigresa!", miré detenidamente a mucha gente. Conocí a un tal Dante (si, su nombre me sedujo) y nos dimos algunos besos. Tan bonito y presto, él. "Tiene cara de futbolista", pensé. Y eso me gustó. La vuelta en el tren fue encantadora. Ya de día, repleto de gente. Eramos menos esta vez, nosotros. Apretados tres en un asiento. La cadencia del tren tiene algo hipnótico. Me hace volver a la idea de pantalla. Los edificios parecen fotogramas de edificios pasando a toda velocidad. Ramos Mejía Ciudadela Liniers. Casas en ruinas, muchas. Me di cuenta de cómo predomina el verde en todos lados. Esos toldos todos iguales en todos los balcones de todos los edificios. Una soga con ropa colgada: todas camisetas blancas. Flores Caballito. Y terminó el recorrido en tren. Ya en el taxi, no era lo mismo. Había perdido el encanto. "Quiero volver al tren", debo haber pensado. Quiero hacer algo con trenes, me intrigan, me gustan. Quiero leer sobre trenes. Quise ilustrar este escrito con un frame de El silencio, el viaje nocturno en tren, al principio de la película. Aunque no es un tren de los que van al conurbano bonaerense, que son los que sin duda me interesan.
Anoche tenía muchas ganas de bailar esta canción.

domingo, 23 de mayo de 2010

La extrema acumulación de nubes me intimida. Es como ver a un gran ejército algodonado y de caras constantemente cambiantes observar inquisidoramente. Prefiero nubes que hayan aprendido a tomar un poco de distancia entre ellas, me parece más loable. Nubes independientes. Nubes adolescentes. Erráticas, nubes errantes que saben a sandía. Y de esa forma uno puede encontrar en ellas miles y miles de formas (otras formas) mientras se desplazan por sobre nuestras cabezas. Una pantalla interminable, que dejaría de ser pantalla debido a ese detalle, pero pantalla al fin. Sin CinemaScope que la supere, sin Cinerama que la opaque. Sin proyectores, sin película. Pero el movimiento está ahí. Y el pasto estaría en nuestras nucas, claro. Como el respaldo de la butaca. Me encantaría ver mis películas favoritas en toda la extensión del cielo. Y simplemente tirarme ahí, un poquito afuera y verlas. Quiero esas nubes y sus extraños movimientos de bailarina. Hoy va a ser una noche de un solo cúmulo de nubes, seguramente rojizas, que dan miedo. Viajes en trenes, destinos lejanos, frio frio frio, las manos dentro de los bolsillos, mochila, algún alfajor, puchos en la unión de vagones, charlas largas de caras enfrentadas agarrados de hierros. Los viajes nocturnos por Buenos Aires me dan un vértigo increible, yo tan acostumbrado a la provincia. Quiero escribir algo sobre trenes, los cuerpos cercanos en los trenes, el frio en los trenes, las apoyadas en los trenes. Y también sobre nubes, pero no las rojizas. Esta noche veré y mañana tal vez escriba. También quiero escribir sobre Buenos Aires.

sábado, 22 de mayo de 2010

Hoy fui a lo de Mariana y Facundo. Se discutió sobre las películas de Noe, fue gracioso. Una situación encantadora fue dictarle a Mariana pequeños argumentos para cuentos de Silvina Ocampo y ella transcribiéndolos en la compuradora. Recuerdo unos cuantos que me hicieron reir demasiado, hacía ya bastante tiempo que no los leía, los había olvidado. No sé, la situación era linda, y se escuchaba música bonita que había puesto Facu. Me encanta ir a casa de ellos, gente linda con los que uno puede charlar horas y horas. Patty Diphusa. Próximamente. Mariana sigue firme en su cruzada almodovariana. Intenta intenta, yo me resisto con gesto amable. Insiste insiste, acepto finalmente, y ahí vamos. Lo leeré. Me tentó. Tengo ganas de transcribir tantas cosas que vengo leyendo, pero me llevaría años. Mis amigos deben estar por llegar. En realidad creo que deben estar por llegar hace como una hora. Pero viajar en el tiempo es complicado. Noche larga me espera.
Estos días húmedos son terribles. Tengo frio pero el swater me pica y me da calor. Tengo una invitación a una fiesta prometedora, pero la sola idea del recorrido que representa asistir me da calambres. El silencio de mi casa es indescriptible, creo que escucho el ruido de mis tripas (que hacen ruido para romper el silencio porque éste las intimida). Puedo salir ahora e ir hasta la fiesta, sé que me voy a divertir. O puedo irme a la cama y ver alguna película hasta dormirme de cara al piso. Pienso que la soledad nos hace solemnes. Hay algo ahí medio intricado. No quiero ser solemne, no no. Angustiado, pero no solemne.

viernes, 21 de mayo de 2010

Alguna(s) favorita(s) 2.






El deseo irrefrenable, las fantasías que uno no cuenta a nadie, el sexo con desconocidos, las camas como islas, los cuerpos de unos y de otros. La belleza inacabable de Deneuve. El amor por su marido y por el sexo con todos, menos con él. Marcel, el amante. Violento, intimidante, asesino, tosco y de piel marcada, pero que se vuelve un niño al estar entre los brazos de ella. Marcel ha sido por muchísimos años un gran amor, amo a ese hombre con locura. Imposible no hacerlo ¿o no? Séverine, nuestra bella de día, nos hace acompañarla en esta travesía, que le costará muy cara, pero ella está dispuesta. La identificación es mucha, me parece, para todos. Siempre encantado de verla otra vez y otra vez y otra vez.

jueves, 20 de mayo de 2010

Empiezo un proceso lindo. Ya daré más detalles. Por ahora tengo que seguir leyendo y tratando de ver la mayor cantidad de películas posibles. Y escribir escribir escribir escribir. No sé en qué se convertirá todo esto, pero el simple entusiasmo que siento es suficiente. Qué lindo qué lindo qué lindo. Aprovecho para agradecer a mi querida Magdalena Arau por su consentimiento para trabajar a partir de un texto de su autoría, el cual ya compartiré en este blog. No sé si tomará alguna forma lo que tengo en mente, pero por lo pronto cruzo los dedos.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Soñé.

Soñé que estábamos en clase de guión y bardeé. Bardeé feo a alguien. Nuevas ayudantes, extrañas y que no conocía. Jimena estaba sentada con nosotros. Paz y Antonela conmigo. Las ayudantes se chapaban, sólo Jimena y yo lo vimos. Y bardeé, bardeé feo. Y vino alguien, una ayudante, uniformada como las demás (sí, tenían uniforme de color violeta si mal no recuerdo). Sólo el gordo estaba igual que siempre. Esta mujer del uniforme me hablaba desde atrás. En un momento me habló de Dios, y me garró de los brazos. Sentí miedo. Lo que sigue es confuso, no lo recuerdo con precisión. Tengo tan solo imágenes desperdigadas y ordenadas arbitrariamente. Los pasillos de un hotel, la escalera de un hotel, muy similar al hotel en el que me crie. Una mucama gorda, que limpiaba y algo me decía. Bajaba estas escaleras repetidas veces. Una habitación y un hombre dormido en la cama ¿acaso dormí con él? Era confuso. Tengo ecos de un casino lindante. ¿Por qué subía tanto o bajaba tanto estas escaleras? A algún lugar iba, a un lugar importante, en compañia de un chico, bastante lindo. Pero debía interrumpir el periplo y volver por estas escaleras a esta habitación. Hubo una muerte, y eso lo recuerdo. No sé de quién. De alguien adulto, un hombre. O tal vez nada que ver. Pero tengo el recuerdo de una muerte, y mientras charlaba con alguien, que no recuerdo, pensaba: ahora lo decís, ya está muerto. Y después, o tal vez antes, estaba en una casa que desconocía en compañía de alguien, de un chico. No lo ubico, no lo recuerdo, ni mi relación con él. Era casi de madrugada. Él esperaba a una chica que debía llegar y a las seis se iba a trabajar. Y no llegaba. Él puteaba mirando la pantalla de un televisor apagado. En una habitación de la planta baja estaba Mariano, dormía, creo. Conmigo nunca hablaba. Hablaba con este chico que no sé quién era. Mariano vivía ahí, y dormía en esa pieza. Yo lo conocía, pero no hablábamos. Me quedaba a dormir, me parece. En la pieza que estaba frente a la de Mariano. Ambas puertas abiertas y enfrentadas. Yo lo miraba dormir a Mariano, eso recuerdo. Escuchaba pasos, estaba oscuro. Pero podía ver. Después salí, estaban Antonela y Paz. Era de día y había una feria enorme, gigante, que parecía de playa, no recuerdo ver o escuchar el mar en ningún momento. Pero tal vez sólo es mi forma de recordarlo. Mariano también sale, entra a un auto y duerme dentro de él, a la luz del día. Era una imagen linda. En el sueño lo miraba dormir ahí adentro. No recuerdo con precisión. Tengo la impresión de que un acto de homofobia grande soñé, violento. Una muerte ¿la muerte de quién? Yo tenía miedo y siempre escapaba. Y esas escaleras, el hotel, una cochera. Algunos primos mios, y un auto, o camioneta. Había que escapar y yo quería manejar a toda costa. Lo que sigue es confuso, también lo es todo lo anterior. Y lo que está en mi cabeza en este momento. Geografías privadas interminables y extrañas, los sueños.

Silvestre.


Este es un dibujo de Valentino Tettamanti, con el que estoy realmente fascinado. Creo que guarda cierta relación con lo que me interesa hacer en un futuro bastante inmediato y en lo que vengo pensando sin parar. Les dejo el flickr de Valentino para que indaguen en su trabajo que es realmente interesante y lo deja a uno medio idiota mirando hasta el último detalle.

http://www.flickr.com/photos/elterrordevalentino

martes, 18 de mayo de 2010

Los hombres y los crucigramas son cosas que nunca voy a poder resolver.

lunes, 17 de mayo de 2010

Quiero hacer un corto antes que termine el invierno (que aún no empieza). Un corto muy corto. Algo sobre el amor. Sobre lo salvaje del amor sobre lo inentendible del amor. Un hombre tosco. Un hombre agreste. Un amor rupestre y lejano. Él no comprende lo que siente y sólo hace sufrir, pero con las mejores intenciones. Su amada (o amado) lo compaña, y siente compasión por este hombre. Juntos trabajan la tierra y devoran pequeños animales que encuentran a su paso. No se ubican en un tiempo, porque su amor no tiene tiempo (el amor no tiene tiempo). Su hogar es la nada, los árboles tupidos, la maleza interminable. Él se considera a sí mismo un animal y ama como tal. Su amada (o amado) sueña con una vida sin él, le fascina pero le aterra. Finalmente el hombre salvaje caerá muerto, producto de un disparo. No sabremos de quién. Su amada (o amado) lo abrigará con pieles y dormirá a su lado. Necesito pensarlo. Necesito hacerlo. Tengo que ver algunas películas.

domingo, 16 de mayo de 2010

Alguna(s) favorita(s) 1.






Podría verla mil veces. Desgarradora, intensa. Cantó la noche anterior, se dio el gusto, fue ovacionada. Y ahora está sola, la dejaron sola. Intentó ser todas las mujeres del mundo en una para conquistar a un hombre. A veces me siento identificado, sólo a veces. Hay algo en eso del desgarro sentimental que me atrapa.

Luego de largos esfuerzos sobrehumanos por salir de la cama, decidí que no había caso. Esta geografía acolchonada me resguarda y me abriga mientras escribo estas líneas. Aprovecharé la ocasión para continuar con mis habituales investigaciones nocturnas. Leyendo a Quintín por diversión, entretenimiento o sadismo. No sé, ya no distingo. Por momentos me rio solo y a carcajadas leyendo como se descarga con saña al referirse a El camino entre dos puntos, exhibida en el último bafici. Historias extraordinarias del amigo Llinás resuena en mi cabeza. Dudas tengo, leo para disiparlas. No puedo evitar sentirme maravillado con la destreza narrativa de este muchacho, el uso encantador de la voz en off y esa construcción tan esmerada en los personajes de historias absolutamente periféricas y catalíticas. Sin embargo, esa carta narrada por el personaje que la escribió y que ya está muerto y que mira a cámara y esa anécdota de soldados alemanes atravesando claramente la pampa humeda, me dan un poco de dolor de estómago. Lo de la canción de la suerte me encantó, eso sí. Me resulta bella la idea de una canción que obligadamente debemos cantar luego de una gran proeza. Seguiré con mi lectura, tal vez vea alguna peli (tengo una de Apichatpong que vengo postergando) y seguramente continue releyendo a la señorita Paula. Ah, y quiero ver Resfriada. Sólo para ver a Romina Paula actuar, claro está.

viernes, 14 de mayo de 2010

Quiero comprarme zapatillas. No quiero zapatos. Amo los zapatos, con su elegancia irreprochable y en punta. Pero quiero zapatillas, la comodidad de las zapatillas. Zapatillas enormes, zapatillas monstruosas. Hoy es el cumple de Andy y esta noche voy a ponerme zapatillas, voy a ir a bailar a capital en zapatillas. Las zapatillas altas acolchonadas amortiguadas motorizadas. Para caminar miles de cuadras desconocidas por barrios lejanos a mi entendimiento. Para que algún chico me las elogie y me invite a ir a su casa, en zapatillas claro. Quiero zapatillas cada vez más grandes, que se agiganten mientras camino. Que no entren en mi placard. Que deba dejarlas afuera en la vereda encadenadas a un arbol. Que crezcan tanto que pueda vivir dentro de ellas y ahorrarme el alquiler. Y poder llevar las zapatillas por la ciudad y vivir cada noche en un barrio distinto, e invitar a algún chico a dormir, a las zapatillas claro.

jueves, 13 de mayo de 2010

Hoy pienso que no me importa la finalidad de las cosas. me siento en un proceso, constante constante constante. ¿en un proceso para qué? no sé la verdad, no me importa tampoco. hoy puedo decir que no me importa. el ahora me encanta, lo disfruto todos los días. ahora-a hora-ahora. no sé adónde me encamino ¿importa? el constante está buenísimo. puedo decir que lo disfruto. lo pensé recién, mientras leía en la cama. miré la iluminación, miré mi acolchado, pensé pensé, útimas lecturas últimas películas últimas charlas con amigos que amo últimos diálogos con gente que no conozco, es un gran proceso, pienso. y las ganas, ganas de tanto. si no estás acá, pasó y no lo viste. como los adoquines y las luces de los autos que tanto me gustan por las noches. si no los miré, pasaron y me lo perdí. los adoquines son parte del proceso, todo lo es.

miércoles, 12 de mayo de 2010


sexo y política.

política y sexo.



Recién llegado de ver "Las playas de Agnés".
Lleno lleno llenito de cosas.

Encantado, más bien.
Hoy descrubrí que curso una materia. Lo descubrí el mismo día que la rendía. Estaba yo ahí sentado y me preguntaba ¿cómo sucedió todo esto sin que yo lo advirtiera? ¿cómo puede ser que tenga que rendir un parcial de una materia que ni sabía que existía? Creo que tengo que estar más atento y no distraerme con tanta facilidad o me voy a perder mucho de lo que está sucediendo. Pero pensándolo mejor, no creo que sea una cuestión de distracción, sino de exceso de concentración en otra cosa. Es eso, estoy seguro. Soy un apasionado concentrándome. Es lindo decir que uno es apasionado para algo, no importa para qué. apasionado apasionado apasionado. Vengo de ver una película de terror en el cine (me resultó inmunda, por cierto) Algo que me encanta de ver películas de terror en un cine, buenas o malas, es que al salir los sentidos me quedan muy excitados. Escucho sonidos minúsculos sumamente amplificados, es rarísimo. Antes de llegar a la puerta de mi edificio tuve que caminar dos cuadras desiertas. Por momentos todo se inundaba del más profundo silencio y yo esperaba que de pronto algo me saltara encima y de un lugar, que no sabemos cuál es, sonara un ruido indescriptible que acentuara semejante aparición. No sucedió, pero digo, es una sensación que está buena. Me modifica la llegada a mi casa.

martes, 11 de mayo de 2010

Ayer conversaba con mi profesor de guión acerca de la adaptación de un cuento de Silvina Ocampo en el que vengo trabajando. Él me proponía realizar un "diálogo" con lo planteado conceptualmente por Linda Seger. Me rehusé, por supuesto, argumentando que no existía diálogo posible con un texto tan determinante, vacío intelectualmente y carente de aristas interesante desde donde poder abordarlo sin refutarlo de manera cruenta. Retomando un pensamiento del amigo Rivette, si el cine no tiene como propósito verdadero descomponer, contradecir las ideas hechas y más todavía los esquemas mentales previos, que preexisten a esas ideas, no me interesa en lo más mínimo. Prefiero tirarme a dormir la siesta o salir a dar un paseo Hay cosas más interesantes ocurriendo allá afuera.

lunes, 10 de mayo de 2010

¡Qué lindo!


Hoy caminaba por la ciudad y pasé por la puerta de Cinema Paradiso y mi emoción fue indescriptible al ver que estaba en cartelera "Las playas de Agnés". Hay que ir.
Quiero tener todo el tiempo que necesite para hacer lo que quiero. Quiero leer todos los libros que quiera una y otra vez, quiero ver todas las películas que tenga ganas y que desde hace meses vengo postergando por una cosa o por otra.
Quiero investigar interminablemente todo aquello que me genera curiosidad. Quiero dormir más de quince horas y soñar con todo aquello que haya visto leido escuchado sentido pensado rozado lamido besado cuidado observado comido olido odiado ensalzado. Quiero despertarme y llamar a algún amigo por teléfono e invitarlo a casa para charlar, comentar y discutir sobre todo aquello visto leido escuchado sentido... Quiero escuchar esos discos que me gustan tanto. Quiero tocar en la guitarra esas cuatro canciones que canto siempre. Quiero comer muchas cosas que me gusten y tener innumerables conversaciones sin rumbo con gente con la que amo conversar y escuchar el timbre de sus voces. Quiero escribir escribir escribir escribir y comunicar lo bien que se siente. Quiero que me des bola.

domingo, 9 de mayo de 2010

Anoche fui a lo de Mariana y Facundo y me quedé a cenar. Charlamos sobre Silvina Ocampo, Lucrecia Martel y Martín Rejtman. Romina Paula y ¿vos me querés a mí? daban vueltas por la mesa, también Silvia Prieto y Caramelos de anís. Nos prometíamos intercambios de libros, casi como de figuritas en el colegio. (Te doy Ocampo y me das Cortazar, algo así)
Vi los dibujos que hizo Lolo. La brujereta y cuernecillos. Creo que mi favorito fue Elvis, con sus borcegos grandotes. Mariana me contó que a los 4 años Lolo ya escuchaba los Ramones.
Sonaba un theremín de fondo. Ecos de algún clásico de la ciencia ficción de los 50, o de alguna de terror con Boris Karloff o de La niña santa.
Qué lindo es pasar una noche agradable con gente muy agradable, pensaba. Eso es algo que siempre me va a encantar de La Plata. Hay ciertos encuentros que sólo se viven acá, dentro de estas calles oscuras. Las casas de gente linda, pienso y pienso. Me pasa seguido. A veces creo que La Plata está llena de casas de gente linda.

sábado, 8 de mayo de 2010

La sensación es la de haberme repuesto a una terrible enfermedad
medieval, infecciosa y corrosiva.

Anoche me puse a ver, una vez más, "Los guantes mágicos".
Llegué a la conclusión de que Martín Rejtman es un genio.
El no-realismo del cine argentino me puede ultimamente.
Quiero ir a comprarme el libro "Rapado".
Lo veo ya como una lectura obligatoria.
Un amigo me dice que viene para acá,
el día está muy lindo para ir al bosque.
Tal vez Miguel ya haya rendido y le haya ido bien.
Estoy propenso a las recidivas.

viernes, 7 de mayo de 2010


Este es un disco re lindo para escuchar hoy.
(en este momento inunda mi casa)
Hace frio hoy en La Plata. Me preparo un té con jengibre. Pienso que "las palabras no son contratos" y se desencadena un mundo distinto. ¿Qué son las palabras? El lenguaje es misterioso, y hacemos un uso extraño de él. Tengo que ponerme a escribir (me estoy bajando discos lindos para hacerlo). Tal vez hoy me anime, tal vez no.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Jet lag.

Doy un beso, esperan dos. Me olvido.
Ese es mi eterno jet lag cada vez que llego al litoral.