miércoles, 29 de agosto de 2012

Hiciste tus mejores oberturas
cuando eras un rimbombante y seguro infeliz.
Y yo era todavía un pétalo húmedo por el rocío
en vez de una puta moribunda.

Mi amor te hizo naufragar.
Empacaste para levantarte la pollera en el palacio.
Dolió más de lo que debería haber dolido,
me fui a trabajar para sacarme un callo.

Y ahora soy dura, demasiado dura para saber.
Ya no lloro cuando estoy triste, no, no.
Las lágrimas se calcifican en mi barriga,
los miedos coinciden con el remolque.

¿Cómo puedo pedirle a alguien que me ame
cuando lo único que hago es rogar que me dejen sola?

Oh, bueno, traté de amar.
Y puedo amar al mismo hombre en la misma cama, en la misma ciudad,
pero no en la misma habitación, es una lástima, pero...
Nunca antes me había molestado.
No hasta que este pibe, qué pibe, oh Dios qué buen pibe
y ni siquiera puedo disfrutarlo.

Y ahora soy dura, demasiado dura para saber.
Ya no lloro cuando estoy triste, no, no.
Las lágrimas se calcifican en mi barriga,
los miedos coinciden con el remolque.

¿Cómo puedo pedirle a alguien que me ame
cuando lo único que hago es rogar que me dejen sola?

Mis males tienen foma de tejido,
mis aflicciones son granulares.
Las hormigas pesan más que los elefantes.
Nada, nada es manejable.
¿Así que por qué no paramos el discurso de despedida?
Puedo ver una puerta por ahí,
cerrala y olvidá mi número.

Porque ahora soy dura, demasiado dura para saber.
Ya no lloro cuando estoy triste, no, no.
Las lágrimas se calcifican en mi barriga,
los miedos coinciden con el remolque.

¿Cómo puedo pedirle a alguien que me ame
cuando lo único que hago es rogar que me dejen sola?



Fiona Apple

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