viernes, 3 de agosto de 2012

Nos habíamos quedado viendo un programa de televisión que hacía una especie de ranking sobre direfentes maneras de morir y te iba contando historias de gente que se había muerto de formas re absurdas. La flaca que murió degollada por una cadena de moto que se salió en una carrera y fue directo hasta su cuello. El tipo borracho que disparó con su revólver el tanque de oxigeno de su respirador, éste explotó y él voló destrozado en mil pedazos. Todo a través de recreaciones fantásticas, para alquilar balcones. Interpretadas, en su mayoría, por yanquis muy gordos y rosados que se llaman Brian, Susanne o Mary Anne. 
Nos habíamos bajado media botella de whiskey entre los dos porque hacía frío y además no habíamos conseguido petardo esa semana. Salimos a mitad de la noche hasta el kiosco de los duros a comprar chocolates. En la calle no había nadie. No vimos a nadie en bicicleta, no vimos nungún pibe lindo y tampoco vimos ninguna chica con flequillo y tatuajes de rosas y calaveras.  

2 comentarios: