domingo, 24 de junio de 2012

Últimamente pienso en la vida que me gustaría vivir, que tiene un poco que ver con la vida que llevo y otro poco con las películas y series yanquis que miraba cuando era pibe. Pasar toda la mañana escuchando música y fumando porro, usando un sweater y un gorro tejido. Salir a la calle, patear unas cuadras y ver un árbol cubierto por la hiedra. Bajar un par de calles, tocar el papel doblado que tiene una frase escrita muchas veces y que guardé en el bolsillo derecho de la campera. Llegar a la casa de tatuajes y que esté cerrado. Qué garrón.
(Sería más yanqui si fuera en bicicleta y viviera en los subirbios, con las casas todas parecidas, con jardines y cercas blancas de madera. Que saliera de mi casa en bicicleta, por el garage y de ahí derecho a la calle. Esa aventura de ir a la ciudad en bicicleta buscando una casa de tatuajes barata.)
Camino bajando por la avenida, contando los autos estacionados por cuadra. Paso por la Iglesia Universal y unos pibes de pantalón y camisa me ofrecen panfletos. Estoy re fumado y todo me parece muy bizarro y divertido. Camino rápido lo que me queda de vereda hasta llegar a la esquina. Cruzo la avenida y sigo camino en la misma dirección pero sobre la vereda de enfrente. 
Llego a la galeria de las casas de tatuajes, donde además hay salas de cine, casas de jueguitos, sexshops y casas de ropa medio alterna. Queda en una zona muy transitada, con kioscos de revistas y puestos de panchos. En la esquina hay un bazar re grande y lleno de cosas que son re feas y que te ponen triste si te quedás a verlas. 
Pasan bocha de colectivos en esa cuadra, taxis, autos y un par de camiotenas. También está zarpado en motos. Tardo más de 10 minutos en poder cruzar y llegar a la plaza dónde están mis amigos con camperas re lindas fumándose un montoncito de flores que habían quedado de la joda de hace dos noches en la casa de Ezequiel. Me quedo a fumar con ellos, no lo dudo ni un segundo. El sol está a pleno, re intenso pero no hace calor. Siento ese sabor medio cítrico de las flores al darles la primera seca. Acostados en el pasto miro hacia el techo del cine que está en frente, del otro lado de la avenida. Hubo una época en el que el cine pasó por malos momentos y debió volverse cine porno durante las noches.      

1 comentario:

  1. Tengo tanto sentimiento
    que me ocurre persuadirme
    de que soy sentimental,
    mas reconozco, al medirme,
    que son todos pensamientos
    que no sentí de verdad.

    Tenemos, los que vivimos,
    una vida que es vivida
    y otra vida que es pensada.
    Y la única que tenemos
    es la vida dividida
    entre la verdadera y la errada.

    Cuál no obstante es verdadera
    y cuál errada, ninguno
    nos lo sabría explicar;
    y vivimos de manera
    que la vida que uno tiene
    es la que debe pensar.

    FERNANDO PESSOA

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