sábado, 24 de julio de 2010

pasé la tarde con mi sobrino germán. tiene cinco años, la sonrisa más linda del mundo y le fascinan mis tatuajes (los cuales "salen con agua", le dice la madre). juntos encontramos un esqueleto de plástico que, al estirarle la cabeza que está sujeta a una cuerda, mueve la mandíbula repetidas veces. creo que ambos nos emocionamos al verla, obviamente la compré y me la colgué del cuello. germán jugó con ella toda la tarde. él me permite ser infantil, y yo compro pequeñas mercancias baratas que me hacen feliz.

mi vida es así, sencilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario