sábado, 22 de enero de 2011

había una manta de color claro sobre el pasto desnivelado, que se extendía hasta convertirse en arena, que se extendía hasta convertirse en río. te habías quemado la remera, que compramos juntos en esa fería, con una brasa que se tiró en palomita desde la tuca que tenías en la boca. los mosquitos me picaban las piernas y yo intentaba alejarlos con las manos

la luna era la luz blanca y refulgente de una motito que se acercaba a gran velocidad por una ruta intergaláctica. te tenía a dos respiros de distancia y no te miraba. miraba el cielo, miraba la luna y la tapaba con las manos; levantaba las piernas y miraba mis píes sobre el cielo. abajo de mis píes estaba el cielo, estaban las estrellas, el espacio, los aliens, los satélites, gilda y los perros blancos que vuelan

ahora me doy vuelta, me pongo de costado. el horizonte es una línea que divide lo que veo en dos. las luces de los autos se reflejan en el agua formando líneas verticales, como si estuvieran hechas con leds. el río es para mí una pantalla luminosa que forma combinaciones de figuras con miles de leds blancos, naranjas y amarillos. me encanta lo que veo y lo que estoy pensando. pero es mi secreto, no te lo digo

cuando fuimos a comprar birra me pregunté si todavía me querías.

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