martes, 4 de enero de 2011

mar del plata es una ciudad irregular que cambia que sube que baja que sigue y se transforma en ciudad turística en ciudad antigua en infancia en belleza en locura y en emoción salpicada de felicidad. por momentos la ciudad decide mutar inexplicablemente y una esquina cualquiera se convierte en una esquina de la plata con sus mismas baldosas el mismo semáforo y la misma ochava que ya conozco por la que ya pasé antes muchas veces. en otros momentos la ciudad vuelve a desibujarse caprichosamente hasta adquirir la forma exacta de alguna calle de palermo con sus mismas luces con sus mismas fachadas y su misma iluminación. lo único que es distinto y que me ayuda como bofetada para distinguir donde me encuentro son los pibes. los pibes marplatenses son distintos a cualquier otro pibe de cualquier otro lugar. los pibes con remeras de nirvana cortada el pelo despeinado y los cuellos y hombros rojos de tanto sol volviendo de la playa al atardecer tomándose el 221 llenos de arena en los brazos. un poco me enamoro de ellos y no me quiero ir, quiero mirarlos un poco más y seguir la curva de sus cuerpos desde arriba de la malla y cómo sigue por debajo de la remera hacia arriba dándole forma a sus pechos marcados por la actividad física por el sol por el mar por el amor. imagino el cuerpo que está debajo de esas remeras de nirvana cortadas gastadas rotas y con las costuras un poco abiertas. amo a estos pibes que se esparcen por la ciudad dejando un rastro de arena a su paso. a uno le di unos besos en la playa pero no quise ni siquiera preguntarle su nombre para evitar la tentación de buscarlo en facebook. lo besé y le metí la mano por debajo de la remera y le apreté el pecho con fuerza mientras lo besaba mientras se nos paraba la pija los dos. decidí que fuera un recuerdo como de una aparición mística onírica, el pibe del mar con arena en los codos y amor en la lengua y un corazón rebelde debajo de la remera de nirvana cortada gasrada debajo de ese pecho marcado por la actividad física el mar el skate la droga y el amor sobre todo el amor. después el pibe se metió al mar y ya no salió. yo me enamoré de él creo pero decidí no volver a esa playa nunca más, no me siento listo para afrontar la desaparición de alguien a quien ni siquiera puedo buscar en facebook. miro el mar y me acuero de él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario