viernes, 4 de marzo de 2011

no sé qué hora habrá sido, ya nos habíamos tomado un vino y escuchábamos discos de tori amos. claro, no eran discos realmente, eran videos que reproducíamos en youtube, pero le seguimos diciendo discos a eso porque nos conecta con la idea del romanticismo.

tras una canción poníamos otra, eramos nuestros propios djs dentro de ese departamento alquilado de dos ambientes. cuando sos mi dj te juro que me agarra algo acá, no sé, me muero y sólo atino a apoyar mi cabeza en tu hombro o contra tu cuello. es como un código mio, es como una señal, es como que te digo qué bueno está este tema que pusiste sos hermoso y mientras lo escucho acá con vos en realidad me estoy muriendo. es una cosa así.

te puse un video de tori, me dijiste que te encantaba esa canción, que era tu canción favorita del disco aunque ninguno de los dos podíamos recordar el nombre de ese disco, el último, ya cuando su cara no daba más de botox. yo te contaba que en ese video aparecía tash la hija de tori y vos querías verlo. la canción sonaba y el video se reproducía en el monitor. yo te miraba a vos en realidad, te miraba verlo. te escuchaba cantar la canción, como te escuché cantar las anteriores. no hay letra que no sepas. me acerqué despacio y te di un beso en el cuello, cortito, chiquito, apenas perceptible pero explotando de intertextualidades amorosas.

nos tiramos en un cama de una plaza uno al lado del otro, uno casi encima del otro. nos besamos como se besarían dos amigos. no es que yo ande besando a mis amigos o que vos me gustes muy poco y besarte sea como besar un amigo, pero la sensación era esa. en realidad me gustás tanto que te beso como a un amigo, como a un amigo hermoso del que estoy enamorado desde que éramos pibes y salíamos a caminar a la siesta y cuando bajaba el sol nos tomábamos una birra sentados en un cordón. eso nunca pasó, ya sé, pero es más o menos para que entiendas.

¿nos fumamos un porro y vamos a dormir? me dijiste. y yo te sonreí, te sonreí como creo que jamás le sonreí a nadie nunca. no me habían hecho una propuesta más linda en toda mi vida. te pedí que lo armes vos y me dijiste que entonces vos elegías la música. pusiste carnival de the cardigans en youtube y te dispusiste a armar el porro. en un momento de la canción te levantaste y bailaste como lo hacés siempre, con los ojos cerrados, el cuello imparable y los deditos índice en alto. cuando bailás sos casi de fuego. te sentás de pronto y me decís que esa partecita merecía un baile. me pasó de todo en ese momento pero nada más me salió darte un beso, esperando ingenuamente que pudieras darte cuenta del resto.

al otro día me dijiste que te besé toda la noche. te besaba dormido. yo no tenía idea. no quería desaprovecharte ni un sólo minuto, supongo, no sé. después cuando no estabas me puse a escuchar tus discos. a la noche chateamos, nos dijimos cosas lindas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario