viernes, 11 de junio de 2010

con Magui advertimos que llovía.
nos paramos en el pasillo a verlo.
otra nube errante, pensé.
Magui tenía los ojos más verdes, hoy.
"porque me los inyecto con tinta", me dijo.
decidimos caminar hacia el otro lado,
hacia la calle.
ella en busca de un taxi.
yo por pura cortesía.
atravesamos un mar
de camperas mojadas
anteojos empañados
pelos pegados a las frentes.
al llegar a la puerta, no llovía, casi.
¿cómo podía diluviar de un lado y haber amainado a tan solo cuatro metros?,
nos preguntábamos.
Magui decidió caminar.
yo esperé en la puerta, hasta que llegara Antonela.
tenía los zapatos mojados.
yo zapatillas.

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