Independencia realmente me sirvió para terminar de dar forma a algunas ideas bastante dispersas. Creo que Martin dialoga de manera conmovedora con la historia de su país, la reconstruye, la arma, la interpreta, la reconfigura. Se toma las libertades que considera imperiosas. Si hay algo que me asombra de este muchacho es la solidez con la que realiza su labor, su escasez de años y la enorme convicción para con lo que hace. Aún me falta conocer bastante de su obra, me perderé Now showing y Manila, una pena enorme. Independencia, por lo pronto. La escena de la tormenta y el posterior desenlace, con el pibe siendo perseguido por los soldados, me parecieron de una belleza tremenda tremenda tremenda. Raya y su compatriota Brillante (Mendoza), además de tener nombres encantadores, son una gran prueba de que el cine no para, no espera, sigue, demanda, exige y continúa sin ningún tipo de contemplaciones. Y si no estamos ahí nos quedamos atrás, todo el tiempo, lejos lejos. Nos pasa seguido. Creo que es necesaria una revisión del cine filipino. Por lo pronto encuentro sumamente saludable y celebro que nos llegue un poquito de aire fresco por estos lados y tengamos acceso a esta retrospectiva de Martin. 26 años y una retrospectiva en sudamérica, lo escribo y no lo creo.
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