martes, 1 de junio de 2010

Hoy Mariana me prestó Agosto, de Romina Paula. Un préstamo lindo, debo decir. Charlamos además sobre este temita que ultimamente tengo tanto en la cabeza: la joven y nueva literatura argentina (porteña, más bien) y su traslación al cine contemporaneo. Mariana me ayudó prestándome (además del libro) su visión al respecto, al menos en cuanto a la literatura. Problemas del postmodernismo, llegamos a esa conclusión. Para mí sigue siendo indudable esta nueva camada de directores tan corte palermo soho narrando historias desde una clase y su geografía natural. Tal vez estoy siendo sumamente taxativo, a primera vista. Pero hay un sector muy visible, un grupo de realizadores que tienen esta impronta. No sé, lo pienso como una respuesta al cine que lo precede, tan proclive a la construcción de un verosimil en el conurbano, en clases sociales bajas, en el interior. Siento que ahora hay una clase media porteña angustiada por la urbanidad y la existencia que filma y escribe cosas. Me parece interesante, a priori. Me gusta ver el curso que puede ir tomando el cine en función al contexto, su relación con la literatura y la influencia del teatro. Aunque tal vez esto le quite potencial cinematográfico, como más de una vez leí decir a Flavia en el blog de Quintín. La formación de estos realizadores tiene mucho que ver, eso sin duda, pero no quiero adentrarme en ese tema. Voy a retomar un texto de Emilio Bermini sobre la formación cinéfila del cineasta moderno en los cineclubs y la formación académica del cineasta contemporaneo en las escuelas de cine. Tal vez más tarde la siga y comente algo.

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