lunes, 31 de mayo de 2010

Son más de las tres de la mañana y sigo trabajando en la escaleta para el guión del cuento de Silvina Ocampo que vengo adaptando. Me entusiasma cada vez más. Camino por mi casa con ansiedad. Sobre la cama tengo un libro que quiero desesperadamente tirarme a leer. Camino por el pasillo y lo miro desde la puerta como queriendo levantármelo. Es absurdo. Quiero que un punk me secuestre y vivamos una historia de amor tormentosa.

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